El objetivo era analizar la variación en el envejecimiento y la longevidad de los animales ectotermos en la naturaleza
Redacción/. El envejecimiento protagoniza hoy uno de los artículos de la revista Science. Gracias a los datos de campo que durante décadas han recopilado 114 expertos en reptiles y anfibios en 107 poblaciones de 77 especies distintas, el equipo internacional, que cuenta con la colaboración del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y está liderado por la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU), ha comprobado que estos animales de sangre fría (ectotermos) muestran una variabilidad muy elevada en sus tasas de envejecimiento y longevidad frente a las de las aves o los mamíferos, de sangre caliente (endotermos).
La investigación ha desvelado que, frente a lo que se creía hasta ahora, una tasa metabólica más baja no siempre se traduce en un envejecimiento más lento o en una vida más larga. Los resultados aportan datos para establecer estrategias de conservación y nos pueden ayudar a entender cómo funciona el envejecimiento en el ser humano.
Desde el MNCN, el equipo del investigador Íñigo Martínez-Solano ha aportado datos sobre el gallipato, el sapo de espuelas, el sapo corredor, la ranita de San Antonio y la rana común, especies cuyas poblaciones llevan siguiendo mediante técnicas de captura-marcaje-recaptura durante más de una década en la Sierra de Guadarrama, en Madrid. “La labor que venimos realizando nos ha permitido comprobar que algunas especies como el gallipato, el sapo de espuelas o el sapo corredor pueden alcanzar edades superiores a 10 años en el medio natural, mientras que la ranita de San Antonio o la rana común viven menos, en torno a 5-6 años. En consonancia con sus diferencias de longevidad, estas especies presentan estrategias reproductivas muy diferentes, lo que explica sus dinámicas demográficas”, confirma Martínez-Solano.