¿Otra Navidad insostenible?

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Todos los años, quien más y quien menos derrocha sin sentido durante esas fiestas sin que reparemos en el daño que le causamos al planeta 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
A estas alturas de noviembre tenemos ya a la vuelta de la esquina las fiestas navideñas. Es un tiempo muy especial, habida cuenta de las restricciones que vivimos el año pasado a causa de la pandemia y que en muchos casos hicieron imposible las reuniones familiares. Pero es también un tiempo en el que se despilfarra sin sentido. Una vez más, tenemos que advertir sobre estos excesos que afectan a toda la sociedad en su conjunto y en última instancia al planeta.

No se trata de aguar las fiestas a nadie, sino de hacerlas más sostenibles de una vez por todas. Claro está que el ejemplo de las administraciones públicas no es el mejor que cabría esperar. Ya tenemos aquí el encendido del alumbrado navideño. Un gasto energético sin mucha lógica que además de disparar la factura que pagamos todos, hace crecer la emisión de gases de efecto invernadero que originan las centrales de ciclo combinado de donde procede parte de la electricidad. Por este motivo precisamente no son pocos los ayuntamientos que se han apresurado a anunciar el uso de la tecnología led de alta eficiencia energética para el alumbrado festivo, pero da igual.

«No se trata de aguar las fiesta a nadie, sino de hacerlas más sostenibles de una vez por todas»

¿Es que es menos Navidad si no hay luces navideñas? Yo creo que no. ¿Es que la gente va a dejar de ir a comprar a esas calles o centros comerciales si no hay luces navideñas? Yo creo que tampoco. Lo que está claro es que se trata de una acción, la colocación de esta iluminación especial, que responde a una cuestión económica, es decir, se pretende fomentar el consumo durante estas fechas, así de simple. También es verdad que en los ayuntamientos son conscientes de que si no las instalan, una parte importante de los vecinos va a poner el grito en el cielo, a pesar de que además de todo lo que se ha dicho, se lleva hasta el límite la contaminación lumínica.

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Tradicional árbol navideño en la Puerta del Sol.

Y por supuesto que hay que hablar de los excesos en los hogares. Se compra mucha más comida que en cualquier época del año, con diferencia además, terminando una parte importante en la basura. Es seguro que este año debido al precio de la electricidad se instalen en los balcones y ventanas muchas menos luces navideñas que otros años. No deja de ser un poco triste que sea el bolsillo el que nos haga entrar en razón a la fuerza, aunque de forma temporal. Y no debemos olvidarnos, entre otras muchas cosas, del enorme consumo de papel y el sobre empaquetado de los regalos. Todo es un suma y sigue sin fin que convierte de facto a estas fechas en los días del consumismo depredador por antonomasia, con permiso del famoso “Black Friday”, por supuesto.

«Se compra mucha más comida que en cualquier época del año, terminando una parte importante en la basura»

Y lo peor de todo es que es así todos los años. Las ONGs ambientalistas no tardarán en lanzar sus campañas alertando a la sociedad sobre todos estos excesos, lo que será puesto en tela de juicio por una parte nada desdeñable de la población. Y así año tras año. El tiempo se nos agota por momentos y el planeta no nos va a esperar. Temporales de nieve como ‘Filomena’ son parte del cambio climático, no de una alineación extraordinaria de astros. Cada vez serán más frecuentes este tipo de fenómenos extremos, así como sequías más prolongadas, lluvias torrenciales, etc. Lo peor es que puede que ya no podamos cambiarlo y tengamos que adaptarnos a vivir con ello.

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