De aeropuertos y coches eléctricos

Es difícil de entender que desde las Administraciones públicas se fomente la movilidad sostenible y a la vez se pretenda ampliar aeropuertos como el de Madrid 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
El pasado domingo 19 de septiembre, tuvieron lugar en Madrid, Barcelona y Mallorca sendas concentraciones convocadas por Ecologistas en Acción contra la ampliación de los aeropuertos de estas ciudades de nuestro país. Unas protestas que han tenido como telón de fondo la celebración a nivel europeo de la Semana de la Movilidad, con la que se pretende impulsar desde la Unión Europea el abandono de los medios de transporte más contaminantes por otros más sostenibles. Dicho esto, seguro que ya se habrá dado cuenta el lector de este diario digital de por dónde van los tiros.

«Las protestas por la posible ampliación de Barajas han tenido como telón de fondo la celebración de la Semana de la Movilidad»

Con este escenario, vamos a poner el foco en Madrid. Pues bien, mientras que cientos de curiosos abrían y cerraban las puertas de un buen surtido de coches eléctricos expuestos en la Plaza de Colón, otras tantas personas se manifestaban ante las puertas del Congreso de los Diputados contra, entre otras, la ampliación del aeropuerto de Madrid. ¿Por qué? Pues las razones son de un peso tal que yo diría que son casi imposibles de rebatir. Volar en avión en nuestros días es utilizar el medio de transporte que genera más emisiones de gases de efecto invernadero por pasajero transportado. La ampliación de Barajas supondría un aumento del tráfico aéreo y por lo tanto de emisiones, lo que haría más difícil cumplir con los compromisos europeos de reducir las emisiones en un 55% para el año 2030.

Un análisis aparte merece el hecho de que esas ampliaciones podrían estar subvencionadas por los fondos europeos destinados al relanzamiento económico de los estados que integran la Unión Europeo. De sobra es sabido por todos el gran esfuerzo político y económico que se viene realizando desde Bruselas para hacer de la Unión un modelo mundial de economía sostenible. Pues bien, a la luz de los acontecimientos, parece que es muy complicado mantener esta posición públicamente. Pero lo mismo le pasa al Gobierno de España, que adoptó hace tiempo ya la estrategia medioambiental como eje vertebrador de todas sus políticas. ¿Qué sucede entonces? Pues que nos estamos enfrentando a un lobby, el que representa al transporte aéreo, que le ha visto las orejas al lobo y que no está dispuesto a dar su brazo a torcer.

«Nos estamos enfrentando a un lobby, el que representa al transporte aéreo, que le ha visto las orejas al lobo«

Pero, ¿qué supondría en el caso de Madrid la ampliación de su aeropuerto? Pues como ya hemos apuntado un aumento exponencial de las emisiones de gases contaminantes. Gases que empeorarían la calidad del aire que respiran los madrileños, que ya ven aumentar los humos que salen de los tubos de escape de los coches. Además, a todo esto hay que añadir el aumento del ruido producto del despegue y aterrizaje de más aviones y una mayor avalancha de turistas, con los posibles problemas de convivencia en las zonas más turísticas de la capital y por supuesto, la amenaza de un aumento de los positivos por COVID, que todavía no hemos superado esta maldita pandemia.

Cuando Almeida, el alcalde de Madrid, dijo ante las cámaras que bienvenida sería esa ampliación del aeropuerto de Barajas, ¿tenía conocimiento de todo lo que podría implicar? Quiero pensar que no, que nadie puede querer nada de lo dicho para Madrid.

Una respuesta a “De aeropuertos y coches eléctricos

Deja un comentario