La falta de medidas en favor de la conservación de algunas aves autóctonas, tiene mucha similitud con la ausencia de acciones dirigidas a paliar el impacto de aquellas otras invasoras
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Se nos acumulan las jornadas conmemorativas. Si el pasado sábado 5 de junio se celebraba el Día Mundial del Medio Ambiente, el lunes fue el turno del Día del Vencejo y el martes, el de los Océanos. Así a bote pronto, creo que soy más partidario de los días en los que se llama la atención de la sociedad sobre algo en concreto, como por ejemplo los vencejos, ya que así se puede poner cara y apellidos a algo que nos puede ser conocido, en este caso una especie silvestre muy cercana al ser humano.
“Soy más partidario de los días en los que se llama la atención de la sociedad sobre algo en concreto”
Elegida Ave del Año 2021 por SEO/Birdlife, la población del vencejo común ha disminuido en nuestro país algo más de un 27% en los últimos 22 años, según la ONG. Motivo suficiente para que las Administraciones públicas tomen cartas en el asunto de forma inmediata. ¿Qué pueden hacer? Pues extremar la vigilancia y sancionar con dureza la destrucción de los nidos que los vencejos construyen en las edificaciones humanas, y en este mismo sentido, hacer todo lo posible para que estas construcciones respeten las peculiaridades arquitectónicas que los hacen idóneos para que los vencejos aniden en ellos, como son, por ejemplo, los aleros y salientes, sin olvidarnos de agujeros y grietas. No es demasiado difícil incluir todos estos pequeños detalles en el diseño de una nueva construcción o tenerlos en cuenta en la rehabilitación de un edificio.
Pero también es curioso observar, por decirlo de alguna manera, que la protección de nuestra fauna autóctona no es la única asignatura que, habitualmente, digamos que tienen pendientes las Administraciones públicas. Podríamos decir que, tanto las acciones encaminadas a favorecer la recuperación de aquellas especies en declive, como las medidas dirigidas a reducir el impacto negativo que causan otras, siguen sin llegar en forma de una respuesta inmediata, contundente y homogénea por parte de las Administraciones públicas, ya sean las entidades locales o nuestra comunidad autónoma. Así es como la protección de unas nos lleva a los problemas en aumento que causan otras, como es el caso de las cotorras argentinas. Especie de la que ya hemos hablado aquí en más de una ocasión, y las que quedan a la vista de lo poco que se hace por gestionar esta especie exótica invasora.
“Siguen sin llegar una respuesta inmediata, contundente y homogénea por parte de las Administraciones públicas”
En este sentido es de agradecer propuestas como la lanzada recientemente por el grupo local de Ciudadanos en Móstoles. Esta formación ha hecho muy bien en poner el tema sobre la mesa debido al enorme impacto ambiental que genera la cotorra argentina con la construcción de sus enormes nidos o la competencia que representa para las especies autóctonas a la hora de encontrar alimento. El caso es que Ciudadanos lo que plantea, en primer lugar, es el uso de aves rapaces de cetrería para expulsar a las cotorras. Sin duda es un método que puede funcionar, pero si esas aves se van a otro sitio, pongamos a otros municipios, la cosa no va por buen camino, más bien todo lo contrario. Pero si a esa acción le unimos otras como la captura de las cotorras y la destrucción de los nidos, puede que consigamos algo.
Aunque, lo ideal, es que siempre deberíamos estar hablando de una campaña a nivel regional, si no, será como ponerle puertas al campo.