Unos aviones comunes muy ‘escolares’

Pasear por nuestras urbes puede ofrecernos la oportunidad de observar la fauna silvestre que vive con nosotros sin que muchas veces reparemos en ella

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Desde hace ya años vengo observando temporada tras temporada una colonia de avión común que anida en el Colegio ‘Los Castillos’ ubicado en el municipio de Alcorcón. Se trata de un pájaro muy parecido a una golondrina, aunque de menor tamaño, que a partir del mes del abril comienza a llegar a los pueblos y ciudades del centro de la península ibérica tras abandonar sus cuarteles de invierno en el golfo de Guinea, allá en el continente africano. Compañeras del ser humano en los entornos urbanos, son de esas aves que marcan con su presencia el inicio de la primavera y anuncian con su marcha la cercanía del invierno.

«Desde hace ya años vengo observando temporada tras temporada una colonia de avión común que anida en el Colegio ‘Los Castillos’ (Alcorcón)»

El caso es que, tras muchos años dejando escapar la ocasión, el pasado fin de semana me acerqué al colegio alcorconero libreta en mano con la intención de anotar algunas de las características de la colonia de avión común. Camino del centro público que di cuenta de los fácil que es acercarse a la naturaleza que nos rodea, aunque sea de una forma amateur como es la mía. Basta con tener interés y estar un poco atento a lo que sucede a nuestro alrededor para disfrutar de un buen rato al aire libre y en contacto con la fauna silvestre. Dicho esto, y antes de meternos más en faena, decir que lo que siempre me ha llamado la atención de esta colonia de avión común es que a simple vista parecía que la mayor parte de los nidos habían sido construidos en uno de los tres edificios con los que cuenta el colegio, una incógnita que ya no lo es.

Tras una primera aproximación, rápidamente me di cuenta de que más o menos el número de nidos era muy similar en dos de los tres edificios del colegio, mientras que en el tercero, únicamente se podían ver las huellas de lo que pudo haber sido uno hace ya tiempo. ¿Y cuál es el motivo? Muy sencillo. Los aviones comunes construyen sus nidos con barro en las cornisas y salientes que encuentran más propicios para este fin. Es decir, donde no hay nada de esto, no habrá nunca un nido de avión común. Pues esta es la razón de que en uno de los edificios del Colegio ‘Los Castillos’ no haya un solo nido de esta ave. Por el contrario, en las otras dos construcciones del centro público, que sí tienen aleros, contabilicé, entre rotos, ocupados y abandonados, un total de 61 nidos.

«Los aviones comunes construyen sus nidos con barro en las cornisas y salientes que encuentran más propicios para este fin»

Observando el ir y venir de los aviones en el aire, y con el número total de nidos en la cabeza, uno se da cuenta de la importancia de esta colonia urbana de avión común, una especie que para el ser humano es especialmente importante habida cuenta de la enorme cantidad de insectos que devoran en su acrobático día a día. ¿Cómo les podríamos devolver el favor? Pues se podría empezar por mostrar a los niños que van a este colegio los ‘compañeros’ que viven a unos pocos metros de ellos y lo importantes que son en nuestros calurosos veranos, si esto no lo han hecho ya los profesores. Además, no estaría de más tampoco ofrecer a los aviones un estanque con agua donde puedan beber y conseguir el barro que necesitan para construir sus hogares en las alturas.

En definitiva, que cualquier lugar puede ser el idóneo para una experiencia ornitológica

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