¿Cómo diferenciar entre un cráneo de zorro y otro de perro?


La identificación de cráneos en el campo es un tema recurrente entre los naturalistas. Presentamos algunas de las principales características que nos permitirán distinguir a estos dos cánidos 

Naturaleza al descubierto
Por Jorge Ortiz González, EIMA Escuela de Medio Ambiente y Alicia Page Quicios, bióloga
Nuestra curiosidad es incansable, y tras encontrar cráneos en el campo habitualmente nos preguntamos a qué especie pueden pertenecer. Tarea que ha de llevarse a cabo siempre desde el respeto a la legislación vigente. Hoy vamos a crear un supuesto práctico con la imagen de portada del artículo. Sólo sabemos que se ha encontrado en un pinar de la Sierra de Guadarrama, sin ninguna pista más.

Pastor alemán.

Lo primero que tendríamos que descartar es que pertenezca a un herbívoro. Para poder solucionar esta cuestión siempre viene bien analizar el tipo de dientes de nuestro cráneo. Los carnívoros se van a delatar rápido, no solo tienen los caninos muy desarrollados, sino que también tienen muelas adaptadas para cortar la carne (Tellería). Las llamadas muelas carniceras son una delicia de la evolución, formadas por el último premolar superior y el primer molar inferior, van a generar unas ‘tijeras naturales’ adaptadas para poder alimentarse de forma efectiva de la carne.

Primera prueba superada, se trata de un carnívoro. Ahora bien, sigue habiendo muchísimas especies por descartar. Los cánidos, al contrario que el resto de familias representadas en la Comunidad de Madrid, se van a caracterizar por tener un hocico muy alargado, que leda cabida a una dentición versátil, no tan adaptada para el consumo de carne como la de los félidos, por ejemplo (Wang, 2008). Las tres especies de cánidos presentes en nuestra región tienen el mismo número de dientes, carácter que, si bien no nos permite distinguirlas entre sí, nos cierra más el círculo.

«Lo primero que tendríamos que descartar es que pertenezca a un herbívoro«

En una mitad de la mandíbula superior encontramos 3 incisivos, 1 canino, 4 premolares y 2 molares. Cambiando el número de molares en la mandíbula inferior de 2 a 3.  Habitualmente veréis resumida toda esta información en la llamada fórmula dentaria, que en este caso se quedaría como:  I 3/3, C 1/1, PM 4/4, M 2/3 (Cabrera, 1914). Tenemos un cánido.

Cráneo a identificar por el lector. ¿Qué ves aquí? ¿A quién pertenece este cráneo? No te vamos a dar la solución tan fácilmente, pero al finalizar este artículo te aseguramos que serás capaz de averiguarlo tú mismo. Dibujo: Alicia Page. Medidas: skullbase.

El tamaño importa, y mucho. El cráneo de un zorro va a rondar los 15 cm de largo (Gomes, 2016), pudiendo solapar con diversas razas de perros, sin embargo, nos permite quitar al lobo de la ecuación con unos 23-25 cm de longitud (Iglesias & España-Baez, 2017). Para ejemplificar las diferencias, hemos obtenido datos públicos de cráneos asociados a instituciones oficiales, que podéis consultar en «Skull-base» (Pereszlényi, s.f.). La infografía que acompaña este artículo (la imagen anterior) compara a escala el cráneo de un zorro (15,4 cm) con el de un bóxer (20,5 cm).

Si bien la enorme variación morfológica de los perros a veces nos puede complicar la existencia; en condiciones de longitud similar, el cráneo del perro va a ser considerablemente más ancho, robusto y pesado. Mientras que el cráneo del bóxer pesa 337 gr, el zorro apenas llega a 76,6 gr (Pereszlényi, s.f.). La longitud del morro también muestra diferencias marcadas, volviendo a destacar el zorro por la gracilidad de su hocico largo y fino. Los caninos de los perros siguen con la misma tendencia del cráneo en general, son más cortos y anchos en la base, contraponiéndose a los del zorro, mucho más finos y con una longitud tal que los caninos superiores pueden sobresalir levemente de la mandíbula inferior (Zumeta).

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Zorro. Foto: J.M. Álvarez Navarro.

Una de las diferencias más típicas entre perros y zorros la vamos a encontrar en la vista lateral. Mientras los perros presentan un perfil cóncavo, los zorros van a presentan una transición hocico-frente mucho más recta (Zumeta). Sin embargo, hay muchos perros con muchos ángulos faciales en su perfil dorsal, así que vamos a usar un comodín. La diferencia más sutil pero más informativa de las que vamos a comentar hoy, la vemos resaltada con el número 1 en la vista superior de los cráneos (imagen de portada). Estamos marcando la parte superior de la órbita, la llamada apófisis cigomática del hueso frontal (O’Malley, 2007). El zorro, al contrario que los perros, va a presentar unas leves depresiones que, junto con el resto de pistas que hemos descrito, nos permite llegar a la solución final. El cráneo de la imagen anterior pertenece a un perro.

«Una de las diferencias más típicas entre perros y zorros la vamos a encontrar en la vista lateral«

Como veis, con una sola de estas características es complicado determinar a qué especie pertenece un cráneo, de hecho, hay tantas que las que hemos comentado en este post son sólo unas de las pocas que observamos entre ambas especies. Por lo que con este artículo buscamos inaugurar una nueva serie de posts temáticos dentro de la sección Naturaleza al descubierto con los que exploraremos las diferencias morfológicas a nivel óseo entre distintas especies de la fauna madrileña. ¡No os los perdáis! Nos gustaría recordar que la tenencia de restos animales de cualquier tipo, sin la licencia correspondiente, se encuentra penada por la ley.

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