La seguridad no es incompatible con el respeto a sus valores históricos
el Mirador
Por Carlos González-Amezúa y Hortensia Chamorro (coautores del libro Antigua Pilar y la minería histórica en Colmenarejo).
El territorio madrileño atesora un cada vez más escaso pero valioso patrimonio histórico-minero, documentado en numerosos libros, artículos, tesis doctorales, folletos, etc.

Pozo maestro de la mina Antigua Pilar, en Colmenarejo, tras la primera actuación. Foto: Carlos González-Amezúa y Hortensia Chamorro.
Minas de plata en Bustarviejo y Horcajuelo de la Sierra; de cobre en Colmenarejo, Galapagar, Colmenar Viejo y Torrelodones; de plomo en Colmenar del Arroyo y Gargantilla de Lozoya; de wolframio en Hoyo de Manzanares y Guadarrama, son solo un ejemplo del variado patrimonio que se ha conservado hasta nuestros días.
Con el objetivo de evitar riesgos para las personas, una Orden de la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid de puesta en seguridad de labores mineras abandonadas ha acabado recientemente con parte de dicho patrimonio en los municipios de Colmenar del Arroyo, Colmenarejo, Galapagar, Gargantilla de Lozoya y Horcajuelo de la Sierra. Posteriormente, dicha Dirección General ha intentado revertir algunas de las actuaciones en la medida de lo posible, reconociendo que no habían sido del todo acertadas.
La puesta en seguridad de las labores mineras abandonadas no debe estar reñida con su conservación. Es posible y es necesario conciliar ambos aspectos, siendo nuestra responsabilidad conservar el legado que cuenta la historia del territorio y que se ha mantenido hasta nuestros días.