Nuestra relación con el mundo animal


El ser humano tiene la obligación ética (y legal) de revisar de forma profunda el modo en que trata a los animales con los que comparte sitio en el planeta 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
El pasado domingo 4 de octubre se celebró el Día Mundial de los Animales. Se trata de una jornada que pretende recordarnos la obligación de respetar y salvaguardar las especies silvestres -especialmente las amenazadas- y también aquellos animales que podemos considerar domésticos. Una fecha que trae a un primer plano la relación que tiene el ser humano con todas las especies con las que comparte el planeta. Momento por tanto de reflexionar sobre el trato que damos a todos los animales.

En este sentido, el ser humano lleva siglos destruyendo los hábitats naturales que le rodean, desapareciendo con ellos infinidad de especies de animales. Una situación que se repite a lo ancho y largo del globo, sin que conozca fronteras; da igual que estemos hablando de un país desarrollado o de uno que no entra en esta cuestionable categoría. Los impactos medioambientales que origina el desarrollismo sin límites de nuestra especie están haciendo que vivamos la extinción masiva de especies más rápida que ha conocido muestro planeta.

«El ser humano lleva siglos destruyendo los hábitats naturales que le rodean, desapareciendo con ellos infinidad de especies de animales»

Pero, más allá de las buenas intenciones que se venden a bombo y platillo en las reuniones que periódicamente celebran los mandatarios políticos mundiales, la realidad es que los avances en la protección de la fauna salvaje son escasos y de lenta implantación. El tiempo se agota para muchas especies amenazadas, vitales en el complejo puzle que conforman los ecosistemas, los mismos que son imprescindibles para la supervivencia del ser humano.

Granja de cerdos.

Pero para los animales que viven cerca de nosotros la situación no es mucho mejor. El trato que damos a las especies que nos proveen de alimento roza en muchos casos el sadismo más oscuro. Muchas son las ONG que han filtrado a la opinión pública vídeos e imágenes en las que se muestra el trato que reciben cerdos, vacas y pollos -por ejemplo- en granjas y mataderos. El deplorable estado de las instalaciones en las que nacen, crecen y mueren es tan difícil de ver que lo más probable es que volvamos la mirada para dejar de contemplar lo que a todas luces es un abuso intolerable por parte del ser humano.

Y lo peor de todo es que no son casos aislados, ni son explotaciones ubicadas fuera del occidente civilizado en el que nos creemos vivir. Por suerte, la Unión Europea viene tomado cartas en el asunto para garantizar el bienestar de los animales de granja, aunque todavía queda mucho por hacer. El trasfondo de todo esto es lo que da más miedo: el balance económico es lo que manda.

«El trato que damos a las especies que nos proveen de alimento roza en muchos casos el sadismo más oscuro»

Y no debemos olvidarnos de nuestras mascotas. Perros y gatos, por ser los más habituales, no se libran de ser tratados como objetos, con lo que esto supone. Todos los días conocemos algún caso en el que uno de estos amigos del hombre es víctima del peor de los maltratos; en demasiadas ocasiones sin un castigo ejemplar. Si bien es verdad que sobre este aspecto la mentalidad de la sociedad ha cambiado para bien en las últimas décadas, aún queda un largo camino por andar hasta considerar a los animales con los que convivimos como seres vivos con derecho a ser tratados justamente. Lo esperanzador es que las nuevas generaciones parece que lo tienen ya interiorizado.

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