Los cercados de piedra de la Sierra de Guadarrama


Estos destacados elementos del paisaje etnográfico sufren la falta de un programa de actuación decidido que logre su protección y recuperación 

Patrimonio construido
Por José Luis Bravo, arquitecturapopular.es
Probablemente, los elementos más característicos de la presencia humana en el paisaje de la Sierra de Guadarrama sean los muros levantados desde hace siglos para cercar las numerosas fincas tanto agrícolas como ganaderas que lo componen. Se trata de un valioso patrimonio etnográfico aún tan visible como falto de protección.

Elementos singulares de la construcción tradicional, los muros están realizados con mampuesto de piedra de granito -muy abundante en la zona- y asentados sin ningún tipo de argamasa o material de unión mediante una técnica conocida como ‘piedra en seco’, habitual en todos aquellos lugares en los que es fácil encontrar piedra para hacerlos, con distintas variedades para adaptarse a las características de ésta, pero siguiendo siempre un patrón constructivo tan sencillo y básico como el de encajar los mampuestos, tallados o no, de tal manera que se logre un contacto suficiente entre las piedras como para que éstas se mantengan unidas por el propio peso del muro.

«Elementos singulares de la construcción tradicional, los muros están realizados con mampuesto de piedra de granito, muy abundante en la zona»

Los muros de la Sierra de Guadarrama -de una altura comprendida entre 70 y 160 cm- pueden estar realizados con una o dos hojas de mampuesto, siendo estos últimos los más robustos. Cuando se emplean dos hojas es habitual que su remate superior se haga con piedras de mayor tamaño, dispuestas transversalmente de tal manera que aten las dos hojas sobre las que se apoyan para evitar que se separen, dando estabilidad al conjunto. En algunas ocasiones también se colocan piedras de atado -‘llaves’- a media altura del muro. A veces, en los muros de una única hoja se emplean en zonas puntuales piedras de mayor tamaño, prácticamente planas y del espesor del muro, hincadas en el suelo para estabilizarlo.

Muro de una hoja en el collado Marichiva, en el límite provincial entre Segovia y Madrid, que combina el uso de piedras y mampuesto de gran tamaño. Foto: José Luis Bravo.

Las diferencias entre ambos tipos de muro -de una o dos hojas- son evidentes. La construcción de los muros de una hoja es lógicamente más económica al gastar menos material y tiempo, pero su mantenimiento es más costoso debido a su esbeltez y falta de estabilidad, que obligan a realizar un mayor número de reparaciones que en los muros de dos hojas, mucho más estables pero a su vez más caros de construir.

Otros elementos que complementan a los muros en el cercado de fincas son los accesos o puertas, normalmente de un ancho tal que permita el paso de un carro o de las ganaderías, utilizándose piedras de mayor tamaño a sus lados y cerradas tradicionalmente con maderos atravesados o puertas de madera o hierro toscamente elaboradas, pudiéndose también emplear elementos reutilizados como cabeceros de camas. Es frecuente en los muros de doble hoja la construcción de escaleras laterales mediante el uso de piedras dispuestas como llaves pero de mayor longitud y colocadas de tal manera que sobresalgan de una o de las dos caras de la pared a modo de escalones.

«Otros elementos que complementan a los muros en el cercado de fincas son los accesos o puertas»

Por desgracia, es cada día más usual ver muros con partes caídas que no se arreglan o que son sustituidas por paredes de bloque de hormigón o de ladrillo, cuando no por un simple alambre de espino. También es, por desgracia, habitual encontrar muros ‘reforzados’ rellenando las juntas con mortero de arena y cemento portland y causando un daño irreparable en este elemento de nuestra riqueza etnográfica, ya suficientemente castigado por la urbanización apenas controlada de nuestra comarca.

Muro de dos hojas en la dehesa de Collado Mediano, con el detallado encaje de sus piedras. Foto: José Luis Bravo.

Es responsabilidad de todos los ciudadanos recordar a nuestros ayuntamientos que desde 2018 la UNESCO ha inscrito esta técnica constructiva dentro de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que ya no podemos permitirnos seguir perdiendo más patrimonio de todos a causa de la dejadez y de la falta de control. Hay que empezar ya a tomar medidas serias que ayuden a preservarlo para futuras generaciones, con las ayudas y exigencias precisas para llevar a cabo su correcto mantenimiento y la necesaria recuperación, con tal fin, de un oficio tradicional desde hace tantos siglos.

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