El coronavirus y su incidencia ambiental


La obligada permanencia en nuestras casas por la pandemia está teniendo consecuencias que podemos comprobar sin necesidad de salir a la calle 

Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
Pese a las advertencias, recomendaciones e incluso prohibiciones, muchos espacios naturales de la Comunidad de Madrid presentaron un lleno absoluto el pasado fin de semana. La imagen más vergonzosa es la que publicó Emergencias 112 el sábado 14 de marzo en su cuenta de Twitter.

La foto mostraba el aparcamiento de La Pedriza, en el municipio serrano de Manzanares El Real, a rebosar de vehículos de cientos de madrileños que habían acudido a este enclave sin tener en cuenta lo que está sucediendo en la Comunidad de Madrid como consecuencia del coronavirus. Una situación vergonzosa que también se dio en la Casa de Campo o en Madrid Río, donde la gente paseaba totalmente despreocupada y ajena a las circunstancias.

A pesar de todo, esos cientos o miles de personas que incumplieron la cuarentena no representan ni mucho menos a los millones de madrileños que están cumpliendo con sus obligaciones como ciudadanos, lo que, desde un punto de vista medioambiental, está teniendo diferentes consecuencias. Si algo positivo está teniendo el teletrabajo, es que los niveles de contaminación del aire han descendido en picado tanto en la ciudad de Madrid como en el resto de grandes núcleos urbanos.

«A pesar de todo, esos cientos o miles de personas que incumplieron la cuarentena no representan ni mucho menos a los millones de madrileños»

Basta con asomarse a la ventana o salir a la terraza para darse cuenta de que el aire que se respira no tiene nada que ver con el que inhalaríamos en un día normal. Algo parecido sucede con la contaminación acústica. Ahora podemos escuchar sin apenas esfuerzo a las cientos de aves urbanas que viven con nosotros en las ciudades. Dos consecuencias muy positivas para nuestra salud y medio ambiente, aunque, por desgracia, han llegado como consecuencia de una pandemia que ya ha causado la muerte de cientos de personas.

Coronavirus.

Otra de las consecuencias que se derivan de la obligada permanencia en nuestras casas, es que vamos a dar un respiro durante las próximas semanas, como mínimo, a muchísimos espacios protegidos de la Comunidad de Madrid. Que los madrileños nos tengamos que quedar en nuestros hogares va a evitar que miles de nosotros acudamos a los espacios naturales más visitados de nuestra región, como viene sucediendo desde hace años y años, lo que derivará en un beneficio claro para esos lugares.

Bien podría estudiarse, cuando todo esto pase, la rotación de la apertura y cierre al público de los paisajes más visitados como medida de protección frente a la afluencia masiva de personas. Un hecho, el de acercarnos a la naturaleza, que evidencia la necesidad humana de mantener un lazo o contacto si no permanente sí habitual con la naturaleza, aunque estemos hablando de un parque urbano.

Otro de los beneficios claros de estar obligatoriamente en casa es poder dedicar algo de tiempo a empaparnos de cultura medioambiental. El pasado 14 de marzo se cumplió el 40 aniversario de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. A este gran naturalista y divulgador, hay que reconocerle, entre otras cosas, la educación y concienciación medioambiental de la sociedad española por medio de la palabra.

«Bien podría estudiarse, cuando todo esto pase, la rotación de la apertura y cierre al público de los paisajes más visitados como medida de protección»

Siempre es un buen momento, pero el que vivimos ahora puede ser el idóneo para descubrir o redescubrir, para los que ya lo conozcan, el gran legado que nos dejó Félix Rodríguez de la Fuente en diferentes formatos. Basta con hacer una pequeña búsqueda en Internet para toparnos con algunos de sus trabajos más populares y recordados como El hombre y la Tierra. Que lo disfrutéis.

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