Estos espacios ofrecen a los ciudadanos y a la sociedad en su conjunto un gran número de funciones a cambio de muy poco
Opinión de El Guadarramista
Por Jonathan Gil Muñoz (Director)
La naturaleza juega un papel muy importante en nuestras vidas. En nuestro ajetreado ritmo diario, en muchas ocasiones necesitamos reencontrarnos con nosotros mismos bajo la sombra de los árboles. Un paseo tranquilo nos hace olvidar el asfalto y el estrés que acumulamos durante una intensa jornada laboral. Los urbanitas, al menos en el día a día, deben buscar refugio en los espacios verdes de sus ciudades.
En este sentido, el de las Presillas en Alcorcón, o el de El Soto en Móstoles, son dos buenos ejemplos de parques periurbanos. Nos ofrecen el contacto con la naturaleza que necesitamos. Aunque sean lugares seminaturales, o artificiales, sus propiedades ‘naturales’ son más que suficientes para nuestro equilibrio mental. Pero los parques que encontramos en los límites de los grandes municipios, también cumplen una gran función medioambiental.
“El de las Presillas en Alcorcón, o el de El Soto en Móstoles, son dos buenos ejemplos de parques periurbanos”
Funciones ecosistémicas
Su masa arbórea purifica el aire, sirven como filtros del agua de lluvia, actuando como si fueran una esponja y evitando así las inundaciones. Son funciones medio ambientales a las que debemos sumar las que tiene que ver con las puramente naturales. Así, los parques periurbanos son utilizados por la fauna silvestre como corredores ecológicos; autopistas verdes que utilizan para trasladarse de uno territorio a otro en busca de alimento, cobijo, etc.
A pesar de las muchas funciones que nos brindan, los parques periurbanos, precisamente por su localización fuera de nuestras ciudades, no son respetados por todos. Sin ir más lejos, el año pasado, se retiraron cientos de kilos de basura en el Parque de Las Presillas dentro del proyecto LIBERA que impulsa Ecoembes y la ONG SEO/Birdlife. Basura que gente sin educación y conciencia medioambiental se encargó de dejar esparcida por este enclave sin ningún tipo de pudor.
“A pesar de las muchas funciones que nos brindan, los parques periurbanos no son respetados por todos”
Pero la acumulación de residuos no es la única amenaza para los parques periurbanos. También en 2018, estaba prevista la celebración de un macroconcierto en el parque mostoleño de El Soto que podría haber reunido a 40.000 personas. Una actividad a todas luces incompatible con este enclave natural que por suerte fue finalmente cancelada por el Ayuntamiento de Móstoles tras la fuerte oposición de vecinos y grupos conservacionistas.
Un gran entramado ‘verde’
Nuestros parques periurbanos nos ofrecen muchísimo a cambio de muy poco. Su vigilancia, limpieza y, en definitiva, cuidado, es una responsabilidad ineludible para nuestros ayuntamientos. Es más, si nos ponemos delante de un mapa y fijamos nuestra mirada en el sureste madrileño, nos daremos cuenta de que no es una misión imposible para los consistorios crear una conexión ‘verde’ entre muchos de estos lugares. El resultado sería un pasillo ecológico jalonado por una sucesión de oasis para nuestra biodiversidad, y también para la sociedad, que podría llegar hasta Madrid. Ahí lo dejo.