Alameda del Valle, pueblo de leyendas (y II)


Algunos lugares serranos han logrado conservar muchas de sus leyendas gracias a la fuerza de una tradición oral empeñada en no olvidar 

De leyenda
Por Rosa Alonso
Continuando con el repaso por las leyendas de Alameda del Valle, en esta segunda parte recorreremos varias historias populares como la de los quiñoneros y los ‘atravesaos’. Resulta esperanzador que una población, inferior a los 200 habitantes, haya logrado conservar sus narraciones, atesorando su valor gracias a la tradición oral. El Valle Alto del Lozoya puede considerarse un emplazamiento clave en la preservación de leyendas serranas.

Los ‘atravesaos’
Este nombre, que bien podría crear cierta confusión, hace referencia al gentilicio no oficial de los habitantes de Alameda del Valle que, en realidad, es alamedanos. Y es que, hace mucho tiempo, un hecho curioso sucedido en la Iglesia Parroquial de Santa Marina Virgen y Mártir originó este mote o sobrenombre. Antes de narrarla, recordaremos que conocimos este lugar en la primera parte de la sección dedicada a Alameda del Valle, pueblo de leyendas.

«Los ‘atravesaos’ hace referencia al gentilicio no oficial de los habitantes de Alameda del Valle»

Iglesia de Santa Marina Virgen y Mártir de Alameda del Valle.

Pues, bien, según se recoge en la tradición oral, el techo de una de las capillas necesitó repararse en el siglo XVIIII y, para ello, hubo que instalar varias vigas. Todas las traviesas pudieron emplazarse sin dificultades, hasta que llegó el turno de la de mayor tamaño. Tal era la magnitud del listón de madera que no cabía por la puerta de la iglesia. Por ello, se compraron 100 arrobas de aceite que sirvieron para untar cada uno de sus lados, pero ni con esta solución se pudo deslizar el bloque hacia el interior. Cansados de los esfuerzos en vano y tomándolo como una señal, los alamedanos consintieron dejar la viga de forma atravesada, justo a la entrada de Santa Marina Virgen y Mártir.

Los quiñoneros
Por cuestiones propias de la sección –tiempo y espacio-, no nos es posible tratar en profundidad en De Leyenda el tema de los quiñoneros en la Sierra de Guadarrama; sin embargo, recomendamos los textos de autores como María Asenjo González, fácilmente localizables en internet.

Estatua en homenaje al hombre del campo en Alameda del Valle.

Sin entrar en detalles, diremos que durante la repoblación de los territorios del sur de Segovia, durante los siglos XIV y XV, se concedieron algunos derechos y la supresión de ciertas obligaciones para que las oligarquías urbanas permitieran a los campesinos trabajar las tierras. Los miembros de estas oligarquías serán conocidos como ‘quiñoneros’ (un quiñón es una «porción de tierra de cultivo repartida en usufructo entre los vecinos de un pueblo por un período determinado», según recoge la RAE). A cambio, debían prestar servicio en la milicia urbana y mantener su caballo.

Según recogen las historias, los ‘quiñoneros’ se instalarán en Rascafría, Oteruelo, Pinilla y, por supuesto, Alameda del Valle. Este hecho es bastante probable, ya que entre Segovia y Alameda del Valle la distancia es inferior a los 40 km.

«Los ‘quiñoneros’ se instalarán en Rascafría, Oteruelo, Pinilla y, por supuesto, Alameda del Valle»

A lo largo de estas dos secciones hemos podido conocer algunas de las leyendas de Alameda del Valle, pero invitamos a los lectores a compartir todas las que se recuerden, intentando que nunca sean olvidadas.

Nota de la autora
Terminadas de narrar la historia de este mes, no podemos cerrar la sección de junio sin recordar que El Guadarramista acaba de cumplir 10 años de vida. Con motivo de este aniversario, el director de este medio digital tan especial, Jonathan Gil Muñoz, ha elaborado un editorial muy personal titulado, Una década en defensa de nuestro medio ambiente. Invitamos a todos los lectores de De Leyenda a echar un vistazo a tan magnífico regalo de aniversario hecho palabra. Gracias por todo y por muchos años más.

Deja un comentario