Nicolás Fernández de Moratín y el Guadarrama

Peñalara.
El arte de la caza: la Sierra de Guadarrama envuelta en una versión épica y mitológica creada por Moratín 

Milenaria
Por Jaime Sanz Burdiel
Nicolás Fernández de Moratín (Madrid 1737-Madrid 1780) fue uno de los poetas y dramaturgos más reconocidos del siglo XVIII. Estudió en La Granja y después Derecho en Valladolid. Escribió dos poemas didácticos, uno de ellos recibe el nombre de Arte de las putas o Arte de putear, que no se publicaría hasta más de un siglo después.

Nicolás Fernández de Moratín.

Sin embargo, hoy nos centraremos en el otro poema didáctico titulado La Diana o Arte de la caza, publicado en el periódico El Poeta en 1764.

Este poema está dividido en una serie de cantos, cada uno de ellos orientado al arte venatorio, adornado de un carácter épico al relacionarlo constantemente con la mitología clásica. Además, continuas referencias a la Sierra de Guadarrama. Ejemplo de ello son las siguientes estrofas:

LXXV

Mas si estas partes de naturaleza
Al humano indagar no se consiente,
Del Escorial, y el Pardo la aspereza
Me agrade, y Aranjuez el floreciente,
El Parque, el Valsain, y Eresma frío,

Caudaloso tal vez con llanto mió.

LV

Son los Potros del Betis generosos,
Debajo de sus píes los campos truenan:
Con agudos relinchos sonoros
Los establos de Cordova resuenan:
Igual es de Aranjuez la casta mesma,
Los tuyos beben del nevado Eresma.

LXIII

Trepan estimuladas de la ardiente
Indómita luxuria al encumbrado
Peñalara, y al soplo de Poniente,
Sin otro algún consorte han engendrado
Potro veloz , que al viento ha de igualarse:
Cosa por cierto estraña de contarse!

Bosques de Valsaín.

XLIV

Caerán calladas aguas en vellones
De blanca nieve, la áspera Fuenfria
Tendrá en sus ventisqueros cien montones:
Ningún precepto mande que aquel dia
Suba por el camino alto , y cubierto
Hasta los pinos del dañoso Puerto.

XLVI

Hay en la España Citerior un Monte,
Canato los antiguos le llamaron,
Y hoy Peñalara: si el feroz Tiphonte
Quando el Pelion, y el Osa colocaron
Sobre Olimpo , este risco Carpentano
Pone, tocara el Cielo con la mano.

XLVIII

Reviertese , formando gran laguna
De agua dulce, y de allí como en tramoya
A probar de otros rios la fortuna

Baxa precipitándose el Lozoya,
Y botalete es yá petrificada
La nieve de mil siglos congelada.

Siete Picos.

LXX

En la ribera del Meandro cana
Está el Ciervo veloz amedrentado
Del latir de los Perros de Diana:
El Lobo en Siete-picos se ha alvergado,
Y á vista á veces del Pastor atento
Lleva la res, ganado el sotavento.

Las referencias cubren gran parte del Guadarrama, pasando por Siete Picos, la Fuenfría, el Eresma, Valsaín, El Escorial, y el extraño y antiguo topónimo Canato para el actual Peñalara. Este largo poema didáctico que surca lugares y cumbres del Guadarrama, adorna la Sierra con una épica y una mitología poco vista en la literatura serrana, con aires clásicos que visten nuestras montañas de leyenda.

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