Electrocuciones de aves y tendidos eléctricos


Reflexiones tras trabajar en el seguimiento del tendido de Valdepiélagos 

el Mirador
Por Pedro Sánchez
Después de llevar varios meses colaborando en los trabajos de seguimiento de las electrocuciones de aves, la mayoría grandes rapaces, que se han producido en un tendido eléctrico particular que da servicio a una finca agrícola en el término municipal de Valdepielagos, estas son algunas de las cosas que he aprendido.

El problema de las electrocuciones es inmenso, al menos 33.000 aves al año mueren en España electrocutadas por los tendidos eléctricos según las estimaciones más conservadoras de un informe elaborado por Tragsatec para el MAPAMA. Basta darse una vuelta bajo muchos de los tendidos para encontrar algún animal o restos de los mismos. En este sentido, vivimos en un país con una riqueza ornitológica y una biodiversidad enorme. No nos damos cuenta de ello porque estamos acostumbrados a no mirar. Es fundamental tomar consciencia de ello, disfrutarla, respetarla, ponerla en valor, conocer su importancia y defenderla.

Tendido eléctrico de Valdepiélagos sin correcciones. Foto: Pedro Sánchez.

Así, una infraestructura eléctrica mal diseñada o con deficiencias que produce electrocuciones no es sólo un problema desde el punto de vista de aumento de la mortalidad de aves mas o menos singulares, también es un problema económico pues la infraestructura se vuelve menos eficiente, es un problema que repercute en la calidad del servicio, aumenta la polución atmosférica por el incremento de las emisiones de CO2 que se producen, además se generan incendios forestales con lo que también se convierte un problema de seguridad y protección civil, consume recursos del sistema de extinción, destruye  terreno forestal o agrícola y se dañan otras infraestructuras, que luego tendrá un coste reparar.

«Una infraestructura eléctrica mal diseñada no es sólo un problema desde el punto de vista de la mortalidad de aves, también es un problema económico«

Conscientes de este grave problema, algunas de las grandes compañías privadas eléctricas han empezado a corregir apoyos problemáticos; quizás se han dado cuenta de la pérdida económica, quizás por cuestiones de imagen o responsabilidad social corporativa, quizá porque ahora los arreglos se pagan con dinero público, siempre fue más fácil (y más barato) tirar con pólvora ajena. Sin embargo, les falta mucho que mejorar: en la detección y comunicación de las electrocuciones, el diseño de infraestructura para evitarlas, la supervisión de la eficacia de las correcciones realizadas y la difusión de la información técnica que poseen a diferentes organismos implicados y que a buen seguro es más que interesante.

Restos de una paloma electrocutada. Foto: Pedro Sánchez.

¿Y las administraciones públicas competentes? Pues creo que hay una cierta inacción por su parte habida cuenta de que son ellas las que tiene que tomar decisiones ejecutivas como suspender el servicio de un tendido, definir con claridad una línea de trabajo o acción con un criterio técnico y asumir la responsabilidad que su puesto laboral implica, asumiendo que se pueden equivocar. Decisiones del estilo: decidir si un tendido está en norma o no, si hay que suspender el servicio a una línea conflictiva, con que criterios se decide que unos tendidos se corrigen y otros no y un largo etc.

Llegados a este punto no dejo de darle vueltas a una cuestión de gran importancia. Los tendidos de particulares que podrían acceder a estas subvenciones publicas y que en teoría tiene más lógica que lo hagan por su, en principio, menor capacidad económica y técnica, en la practica no lo pueden hacer porque han de cumplir unos requisitos técnicos que la administración competente (Consejería de Industria) no exige a día de hoy, de hecho la Administración autonómica no sabe ni dónde están estas líneas eléctricas (las compañías eléctricas distribuidoras, en teoría sí, pues les dan servicio) con lo cual son tendidos totalmente fuera de norma, que no pueden acceder a esas ayudas y todo el monto económico queda así disponible en exclusiva para la corrección de los tendidos de grandes empresas que son las que no lo necesitarían. Curioso ¿verdad?

Ratonero electrocutado en el tendido de Valdepiélagos. Foto: Pedro Sánchez.

Y, por último, ¿qué criterio seguimos para activar un proceso correctivo de una instalación eléctrica? ¿Cuántas aves? ¿De qué especies? La ley no distingue entre diferentes especies, simplemente habla de electrocuciones. Si tenemos en cuenta los otros aspectos mencionados del problema nos da lo mismo hablar de cigüeñas o de palomas que de águila imperial y sin embargo no se les da la misma importancia, aunque son las cigüeñas blancas las que más se electrocutan, pero como hay muchas nos da un poco igual. Quizás debiéramos replantearnos nuestro enfoque también en este aspecto.

«¿Qué criterio seguimos para activar un proceso correctivo de una instalación eléctrica? ¿Cuántas aves? ¿De qué especies?»

La parte bonita de esta historia es que me he encontrado con la movilización de personas estupendas que apenas se conocen y se ponen en marcha para solucionar juntos un problema importante, imposible de abarcar por separado. Algo que me ayuda a mantener la motivación para seguir trabajando en su solución.

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