Que una misma localidad logre conservar en su tradición oral más de una leyenda, enriquece el imaginario de dicho lugar
De leyenda
Por Rosa Alonso
Pinilla del Valle es un pueblo madrileño que se encuentra en el Valle del Lozoya. Con cerca de 200 habitantes, Pinilla cuenta con grandes tesoros como el embalse que lo ‘baña’, un yacimiento arqueopaleontológico inigualable, su clima y paisaje únicos por su localización a más mil metros por encima del mar y, por supuesto, su gente y tradiciones legendarias.
En poco menos de 25 km2, los habitantes de Pinilla conservan en su imaginario popular dos leyendas: ‘El milagro de San Pablo’ y ‘La niña de Lozoya’. En la sección de este mes recuperaremos ambas e invitaremos al lector a que se acerque a conocer esta localidad madrileña tan única.
El milagro de San Pablo
Cada 25 de enero, coincidiendo con la festividad de la conversión de Pablo de Tarso, en Pinilla del Valle se celebran una merienda y la ofrenda al santo. Cuenta la leyenda que, ‘hace muchos años’, una devastadora epidemia afectó a la totalidad de infantes del lugar, haciendo correr peligro la vida de los mismos. Ante esta situación, los adultos del municipio rogaron al ‘Apóstol de los gentiles’ que salvara a su progenie de un más que probable destino nefasto.
Cada 25 de enero, día de la conversión de Pablo de Tarso, en Pinilla se celebran una merienda y la ofrenda al santo
Como la tradición católica mantiene que el sacrificio posibilita que las súplicas sean escuchadas, los pinillanos decidieron además donar la mejor parte de sus cosechas, lo que implicaba la posibilidad de pasar hambre los meses siguientes. Poco después, la enfermedad remitió, los niños se salvaron y, desde entonces, se pide a los lugareños ofrendas para ser subastadas y se realizan actos religiosos como la bendición de los pequeños.
Las apariciones de ‘La niña Lozoya’
Pero si por algo es conocido Pinilla del Valle más allá de las fronteras de la región madrileña es por sus yacimientos arqueopaleontológicos que han permitido estudiar el pasado del enclave desde el Pleistoceno Medio.
En la orilla opuesta a donde se sitúa el núcleo poblacional, se descubrió en 1979 el primero de los yacimientos, lugar que hoy en día se conoce como ‘El Valle de los Neandertales’ y que cuenta, entre otras muchas riquezas, con los dientes de leche de una niña neandertal, fallecida con dos años de edad. Esta pequeña, que como dato curioso se cree que habría sido pelirroja, se conoce como la ‘Niña Lozoya’.
Además de ser un descubrimiento sin parangón, sobre el que invitamos a profundizar más en la web del proyecto, nuestra chiquilla de cabellera rojiza es protagonista de la segunda leyenda de Pinilla: se dice que el espectro de ‘Lozoya’, nombre dado a la pequeña, recorre el río de mismo nombre por las noches, vagando tristemente y aún en busca de consuelo.
Si por algo es conocido Pinilla del Valle es por sus yacimientos arqueopaleontológicos
Los espectros femeninos son una fuente inagotable de leyendas que hemos ido recuperando en esta sección. En mayo de 2013 y bajo el título de Las ánimas serranas recordábamos algunas historias como La Dama de la Cruz Verde o Las mujeres rientes de Robledo de Chavela. Todavía nos faltan por recuperar muchos lugares e historias.