Existen barreras, tanto naturales como creadas por el hombre, que dificultan el intercambio genético en las especies
Redacción/. Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han analizado cómo la Sierra de Guadarrama condiciona la conectividad entre de las poblaciones de cuatro anfibios ibéricos: la ranita de San Antonio, el sapo corredor, la rana verde común y el sapo de espuelas.
El estudio, publicado en Journal of Biogeography, muestra que para el sapo de espuelas la Sierra supone una barrera difícil de superar, pero para el resto de especies actúa como un filtro semipermeable. Los resultados muestran que las características vitales de cada especie están muy relacionadas con la intensidad de las barreras naturales o artificiales, que pueden provocar la reducción del flujo genético entre distintas poblaciones.
El estudio muestra que para el sapo de espuelas la Sierra supone una barrera difícil de superar
Para comprobar si un elemento como la Sierra de Guadarrama es una barrera para el flujo génico de las cuatro especies estudiadas, los investigadores comprobaron si efectivamente la montaña limita la conectividad entre poblaciones. Para ello realizaron varias aproximaciones analíticas (genética del paisaje o estimas de las tasas de migración, entre otras) así como observaciones directas del desplazamiento de individuos, mediante el marcaje y recaptura de cientos de individuos.