Ante la reciente aprobación por la Junta de Castilla y León del uso de este veneno extremadamente peligroso, desde el Programa Antídoto muestran su total desacuerdo
Redacción/. El Programa Antídoto, que engloba a nueve organizaciones dedicadas a la conservación de la naturaleza, muestra su oposición a la decisión de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León de autorizar el uso de bromadiolona y recuerdan que esta sustancia, que se ha venido utilizando como veneno para el topillo campesino en la región, ha sido excluida del registro oficial de productos fitosanitarios del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA).
La bromadiolona es un veneno rodenticida muy persistente en el medio natural: transcurridos más de trescientos días desde su ingesta por un roedor, la concentración en su organismo solo se reduce a la mitad. Este hecho ocasiona una cadena de envenenamientos en los depredadores de roedores, como es el caso del milano real, especie catalogada en España como “En peligro” y cuya principal población invernante mundial se encuentra en Castilla y León.
Desde el Programa Antídoto reclaman que se priorice la lucha biológica, es decir, fomentar los depredadores naturales de los roedores y sus hábitats para que las poblaciones de los primeros sean más estables y abundantes, aunque “ni se están utilizando técnicas de manejo de cultivos como el labrado de las alfalfas que superen los umbrales de riesgo y otras”, subrayan.
Por otro lado, las ONG recuerdan que ya en la plaga de 2007 los estudios confirmaron que las poblaciones de topillos decayeron igualmente y en iguales periodos de tiempo en las zonas tratadas con rodenticidas que en las no tratadas. Lo que se ha repetido en situaciones posteriores, al menos en 2011 y 2014.