El problema del turismo descontrolado en la Sierra

Uno de los riesgos de la afluencia masiva de visitantes a los espacios naturales es la 'humanización' de la fauna silvestre. Foto: David Ibáñez.

El turismo masificado está afectando negativamente al Parque Nacional

el Mirador
Por Miguel Ángel López Varona. Graellsia Ecoturismo.
Los espacios naturales protegidos son territorios en los que se pretende la conservación de la biodiversidad y de los procesos ecológicos esenciales, con la aplicación de modelos de desarrollo sostenibles para que las poblaciones que viven en su interior o en el área de influencia, mejoren su calidad de vida. Esta declaración supone una planificación integral del territorio, y la promoción de la educación, la investigación y el disfrute de los ciudadanos.

Vista del Macizo de Peñalara desde el Cerro Minguete, en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Foto: Miguel Varona. De acuerdo con el artículo 45 de la Constitución española, y con los estatutos de autonomía de las comunidades autónomas, los espacios naturales protegidos deben garantizar el acceso público y el disfrute de todos los ciudadanos a su medio ambiente. En un país en donde más de 20 millones de personas viven en o cerca de algún espacio natural protegido, es difícil mantener el equilibrio entre la conservación y la explotación sostenible de los recursos naturales.

Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de establecer una regulación de los usos para las diferentes actividades que se pueden realizar en el interior de estos territorios, mediante la publicación de documentos de planificación y gestión, como son el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), o el Plan de Uso Público (PUP). Este tipo de regulación adquiere enorme importancia en aquellos espacios naturales protegidos que reciben una gran afluencia de visitantes y donde tienen cierta relevancia las actividades recreativas y turísticas en la naturaleza, como es el caso del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

«Esta realidad pone de manifiesto la necesidad de establecer una regulación de los usos para las diferentes actividades»

Mariposa Isabelina (Graellsia isabelae), una de las joyas de la fauna presente en la Sierra de Guadarrama. Foto: Miguel Varona. Para asegurar su conservación, es preciso planificar y regular el uso público. Por este motivo, todas las actividades turísticas que se desarrollen en un espacio natural protegido deben de tener en cuenta lo establecido en el PORN, en el PRUG y en el PUP, puesto que clasifican  las actividades recreativas y turísticas en “incompatibles”, “compatibles” o “autorizables con determinadas condiciones”. De este modo, actividades como la escalada, la bicicleta de montaña, el descenso de barrancos, las carreras de montaña, o incluso el senderismo, podrían estar prohibidas o sujetas a autorización.

El llamado turismo de naturaleza, entendiendo como tal aquel que tiene como principal motivación la realización de actividades recreativas y de esparcimiento en la Naturaleza, aumenta cada año a un ritmo acelerado, y supone en la actualidad un 20% de la totalidad del turismo mundial. Los consumidores de este tipo de turismo son cada vez más exigentes con la calidad del entorno, y tienden cada vez más a visitar los espacios naturales protegidos por ser identificados como destinos turísticos.

Senderistas realizando la Cuerda Larga de la Sierra de Guadarrama. Foto: Miguel Varona. Este tipo de turismo puede ser una excelente herramienta de protección ambiental siempre y cuando sus actividades contribuyan de una u otra manera a conservar los mismos recursos que utiliza, ejerciendo a su vez una importante labor como ‘educador ambiental’. Pero la falta de una planificación y de una gestión adecuada, conduce al deterioro progresivo del espacio natural. Un turismo mal gestionado genera masificaciones que afectan a los paisajes, a los ecosistemas, a la fauna, a la flora y a la forma de vida de las poblaciones locales. Esta situación solo conduce a la degradación de los valores que motivaron la protección.

«Desde su declaración como Parque Nacional, la Sierra se ha convertido en el espacio natural protegido más visitado de España»

¿Cuáles son los factores determinantes de este deterioro? La planificación inadecuada de las actividades por parte de las administraciones implicadas, la ausencia de control, la inadecuada forma de desarrollar esas actividades por parte de las empresas, y la falta de educación ambiental en buena parte de los turistas. Desde su declaración como Parque Nacional en el año 2013, la Sierra de Guadarrama se ha convertido en el espacio natural protegido más visitado de España, con cerca de tres millones y medio de visitantes al año.

Durante los fines de semana del invierno se suceden los colapsos circulatorios en los principales puertos de la Sierra de Guadarrama, sin que las administraciones hagan nada para remediarlo. Foto: Dirección General de Tráfico. Y los efectos no se han hecho esperar: miles de senderistas recorriendo territorios altamente sensibles, multitud de actividades deportivas (carreras de montaña, escalada, alpinismo, bicicletas de montaña…), motos, vehículos 4×4, emisión de gases contaminantes, contaminación lumínica y sonora, recolección indiscriminada de setas, furtivismo, acumulación de residuos, basuras… La falta de control y de gestión es evidente, lo cual ha favorecido la proliferación de actividades que son totalmente incompatibles con la conservación.

A todo ello tenemos que añadir que en la Comunidad de Madrid no existe una Ley de Turismo Activo que regule y controle las actividades del turismo de naturaleza en nuestro entorno. Así, proliferan las empresas que, sin ningún tipo de titulación ni preparación profesional, ofrecen servicios turísticos vinculados con la Naturaleza y la montaña, sin que exista el más mínimo control por parte de la Administración. Muchas de ellas disfrazan su actividad económica tras un club o asociación sin ánimo de lucro, ejerciendo un impacto muy negativo sobre el sector económico del turismo activo y de naturaleza.

«A todo ello tenemos que añadir que en la región no existe una Ley de Turismo Activo que regule y controle las actividades del turismo de naturaleza»

La falta de una eficiente Educación Ambiental entre los miles de visitantes del Parque Nacional se evidencia con imágenes como ésta. Foto: Agentes Forestales de Peñalara. Esta situación es insostenible en la Sierra de Guadarrama. La dejadez por parte de la Administración ha sido manifiesta y, aunque existen rigurosos planes de protección, nadie los cumple y nadie vela por su cumplimiento. La crítica situación de degradación ambiental que sufre un entorno tan especial como La Pedriza, motivó la creación de una plataforma vecinal que, ante la falta de voluntad política por poner fin al tremendo impacto del turismo masivo, convocó una manifestación el pasado 5 de septiembre que congregó a cientos de manifestantes en Manzanares El Real.

Pero no toda la responsabilidad de esta situación recae sobre las administraciones públicas. Tanto las empresas turísticas que ofrecen sus servicios en la Sierra de Guadarrama como los propios visitantes, deben tomar conciencia de la gravedad del problema, pues además de las consecuencias en términos de conservación, el deterioro influirá negativamente en la propia experiencia del visitante y, por tanto, en la propia viabilidad de las empresas turísticas.

Manifestación del colectivo SOS Pedriza celebrada el pasado 5 de septiembre en Manzanares El Real. Foto: Javier Díaz Murillo. Mientras no se ejerza un control adecuado, es imprescindible que tanto las empresas como los visitantes apuesten por un turismo sostenible, es decir, un turismo ecológicamente compatible, socialmente aceptable y económicamente viable, un turismo que no conlleve al deterioro de los recursos que lo sustentan.

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