Felipe II, ‘rey de los muertos’

 Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El monarca era aficionado a la arquitectura, teólogo y creyente en el poder de los restos humanos

De leyenda
Por Rosa Alonso
El bisnieto de los Reyes Católicos fue conocido como ‘el Prudente’ y gobernó nuestro país durante más de 40 años, tiempo en el que logró hacer realidad su sueño: construir el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Sobre este lugar, hemos conocido algunas leyendas a lo largo de los seis años de esta sección. Sin embargo, hoy recordaremos al peculiar monarca que lo habitó.

El hijo de Carlos I de España y V de Alemania
Felipe II.Primogénito de Carlos I, soberano guerrero con sueños de conseguir un imperio universal cristiano, Felipe II se sentía abrumado bajo la sombra de su progenitor. Para calmar sus inseguridades, el heredero al trono comenzó a coleccionar manuscritos, obras de arte y joyas de gran valor, entre otras piezas. Cada nueva adquisición le procuraba un tiempo de tranquilidad que, poco a poco, se iba acortando.

Seis años antes de subir al trono, hecho que no sucedería hasta 1556, Felipe II de España confluyó su devoción religiosa y sus impulsos por acumular insólitas piezas en la búsqueda de reliquias de santos. Su primer encuentro con esta curiosa afición sucedió durante un viaje por Alemania mientras acompañaba a su padre. Así, en Colonia, adquirió su primera colección de más de cien cabezas y restos de lo que le aseguraron ser hombres y mujeres mártires y mandó llevarlos a España.

«Confluyó su devoción y sus impulsos por acumular insólitas piezas en la búsqueda de reliquias de santos»

Las reliquias invaden el Monasterio
Cenotafio de Felipe II y su familia.Éste fue el inicio de una siniestra colección que llevó a Felipe II en 1567 a solicitar permiso al Papa para guardar los huesos en el Monasterio de El Escorial. Con el beneplácito del líder cristiano, y aunque las obras del edificio habían comenzado tan sólo cuatro años antes, el monarca pudo continuar su colección añadiendo ropa, cabello y cuerpos enteros a la misma. De esta forma, el Monasterio se convirtió en un templo funerario antes de lo previsto.

Para la conservación de las reliquias, problema que le preocupaba profundamente, el rey creyente mandó construir dos zonas especiales en la Basílica con un total de 80 relicarios, cubiertos por dos retablos encargados a Federico Zuccaro. Los restos humanos depositados en recipientes de plata y oro fueron construidos por joyeros afamados como Juan de Arfe. Además, fueron separados por sexos: la Anunciación guarda a las santas y San Jerónimo a los varones mártires.

El poder de los huesos
BasílicaDesde el comienzo de su singular recopilación hasta su muerte, e incluso después ya que recibió un último encargo con posterioridad a abandonar este mundo, Felipe II llegó a poseer casi 7.500 reliquias, entre las que se encontraban 12 cuerpos enteros, más de 140 cabezas y cerca de 300 miembros de diferentes mártires. Sólo tres santos escaparon a tan macabro muestrario: San José, San Juan y Santiago el Mayor, patrón de España.

«Desde el comienzo de su singular recopilación hasta su muerte, Felipe II llegó a poseer casi 7.500 reliquias»

Se dice que la obsesión de Felipe II provenía de su convencimiento de que las almas de los hombres y mujeres santos se conservaban en sus restos y que, adorándolos, podían proporcionarle éxitos en todas sus empresas. Por ello, cada vez que recibía una nueva pieza, corría a su encuentro, unas veces solo y otras acompañado por su familia. Con las piezas en sus manos, se dedicaba a estudiarlas, besarlas y, finalmente, solicitar su ayuda. De igual forma, se cuenta que en sus últimos momentos, cuando la inconsciencia ganaba a la realidad, sólo conseguían despertarle al grito de que alguien se llevaba una pieza.

Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.Hoy en día, algunos expertos clasifican la actitud del monarca como la de una persona con la enfermedad de Diógenes, por su sinsentido afán de acumular, y, quizás, con un posible trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que le llevaría a creer que si no realizaba determinados rituales (besar los huesos, darles un número determinado de vueltas, etc.), todo su futuro estaría condenado y, al revés, que si lo efectuaba se encontraría protegido de todo mal. Creencias y dificultades del pensamiento aparte, este rey tan peculiar consiguió una colección de reliquias que puede ser visto cinco veces al año, una el Día de todos los Santos.

Deja un comentario