Redacción/. El equipo de científicos responsables del programa SOS Anfibios Guadarrama instalaron el año pasado bajo la piel de unos ejemplares macho de sapo común, unos dispositivos capaces de registrar la temperatura corporal cada dos horas, y acumular esos datos durante un ciclo anual. El objetivo era conocer hasta qué punto los animales soportan bajas temperaturas dentro de sus refugios invernales en Peñalara. Los datos constatan que los meses que van del invierno a la primavera su temperatura oscila entre 0,2 y 1,5°C.
Por otro lado, en las épocas más cálidas la temperatura corporal de los sapos fluctúa alrededor de los 15°C, y rara vez sobrepasa los 20°C, lo que se explica por su actividad nocturna y por qué seleccionan refugios frescos donde conservar su humedad corporal.