Mi primer viaje fuera de España no fue precisamente de montaña. Consistió en una ruta por Escocia
En rutaPor Felipe Colorado Lobo
Nos desplazábamos en autobuses de línea y dormíamos en albergues juveniles. Eso limitaba la carga que llevábamos a nuestras espaldas a la ropa necesaria (queríamos evitar lavar en lo posible, dadas las características del clima escocés), material personal y de aseo, guías de viaje, cámara, carretes y poco más.
No siempre podíamos deshacernos de las mochilas en consignas o lugares seguros. La mía era un modelo muy básico comprado en el rastro madrileño, sin cinturón lumbar ni pectoral, sin armadura interna ni otras sutilezas. El cinturón lumbar reparte el peso sobre las caderas —la parte más fuerte del cuerpo—, el pectoral evita que la mochila oscile a cada paso y el armazón interno otorga una excelente estabilidad al conjunto e impide que se nos claven objetos angulosos en la espalda.
En Helmsdale mis rodillas comenzaron a fallar y empecé a ser yo mismo una carga para mis amigos. Este problema me persiguió desde entonces, haciéndome cuestionar mi posible futuro como técnico en Montañismo. Por suerte, la economía y el conocimiento llegaron de la mano.
Conocimiento y economía“En Helmsdale mis rodillas comenzaron a fallar y empecé a ser yo mismo una carga para mis amigos”
Aprendí a estabilizar mis articulaciones rotulianas mediante ejercicios y técnicas de progresión adecuados. Y Pude adquirir una buena (y cara) mochila con cinturón lumbar acolchado, hombreras regulables, armazón interno, cintas para material, bolsillos escamoteables… mochila que aún utilizo.
Orígenes, usos y material complementarioLas primeras mochilas provienen de la Prehistoria pero los primeros bastones se pierden en la noche de los tiempos. Resulta un complemento indispensable en nuestras actividades. Hay gente que afirma que son incapaces de andar con ellos…Mi recomendación es que se haga el esfuerzo por aprender. Nuestras rodillas nos lo agradecerán.
Y si no queremos comprarlos (también son caros) siempre tendremos a mano un buen palo que nos acompañe en nuestras aventuras, como bien aprendieron nuestros ancestros. Otro complemento esencial lo constituye la funda impermeable, bien incluida de serie en la mochila o comprada ad hoc.
Capacidad de la mochila“Otro complemento esencial lo constituye la funda impermeable”
Malas noticias: con las mochilas pasa como con las botas. Debemos tener varias si queremos trascender las excursiones de día.
En mi caso tengo dos que cubren mis necesidades. La que más utilizo es la de 30 litros. Funcional para travesías, ascensiones y trekking, siempre que se duerma en refugios (saco sábana) o en campamentos itinerantes donde los animales carguen con sacos de dormir, aislantes y parte del equipo.
Si necesito material de escalada, arnés, crampones, etc., para ascensiones técnicas, travesías alpinas, cruce de glaciares, o bien en rutas de varios días donde prevea vivaquear; utilizo la grande. La mochila grande debe tener un máximo de 60 litros. Debemos recordar que cuanto más voluminosa sea la mochila más tenderemos a llenarla de material no estrictamente necesario.
“La mochila grande debe tener un máximo de 60 litros”
Respecto a los bastones, solo precisaremos un par (o uno si es nuestra costumbre). Lo más interesante para mí: que plegados ocupen lo menos posible, que las fijaciones en posición telescópica sean fiables y que tengan algún tipo de amortiguación.
2 Respuestas a “Preparación para actividades de montaña (III)”