Caballito del diablo, dragón volador

Hablamos esta vez de un insecto que recorre como una centella los espacios acuáticos de nuestra Sierra de Guadarrama

Forma parte, junto con las libélulas, del orden de los odenatos, numeroso y muy frecuente en el ámbito del Guadarrama. Dicho grupo es uno de los más antiguos de la tierra y muy extendido por todo el planeta. Es muy frecuente la confusión entre especies, para la mayoría de la gente, todas son libélulas, aunque se trata de dos especies bastante diferenciadas como veremos más adelante. 

Presenta diseños cromáticos muy llamativos, con tonos metálicos muy refulgentes. A diferencia de las libélulas los caballitos pliegan las alas en posición vertical. El abdomen es muy fino, la cabeza y los ojos también con más pequeños en las libélulas, siendo de un tamaño inferior en conjunto que es de estas. Los adultos miden entre 33 y 39 mm.

Siempre vinculado al medio acuático, ya sea en charcas, ríos, arroyos, abrevaderos del ganado, desde las cumbres del Guadarrama a las zonas más bajas. Culquier sitio es bueno siempre que tenga abundancia de presas para las larvas que pasan la fase larvar bajo la superficie acuática.

Siempre vinculado al medio acuático, ya sea en charcas, ríos, arroyos, abrevaderos del ganado

En la edad de larva son extremadamente voraces, muy hábiles en la capturas de presas. La mayor parte de la vida de un caballito aparece como ninfa, alimentándose de larvas de mosquito, renacuajos, incluso peces, a los que captura con un rápido movimiento de sus mandíbulas extensibles. Puede salir eventualmente del agua para cazar, aunque será de adulto cuando perfeccionará sus técnicas, persiguiendo en pleno vuelo a moscas y mosquitos.

El macho prepara un territorio para atraer a la hembra, rechazando violentamente a otros machos que se internen en sus dominios. Cuando ambos se encuentran el macho empieza el cortejo, volando alrededor de ella de forma acrobática. Después de la cópula la hembra busca un lugar donde depositar la puesta de huevos, siempre en el agua o en lugares muy húmedos.

Tanto libélulas como caballitos son unos extraordinarios voladores, tanto es así que pueden llegar a alcanzar los 85 km/h en pleno vuelo. Utilizan técnicas de camuflaje, muy complejas, creando ilusiones ópticas que desconciertan a sus víctimas antes de ser atrapadas. Se han encontrado fósiles con una envergadura de alas monstruosa, entre los 70 y 75 cm. Actualmente las mayores libélulas viven en América Central y Hawai, con una envergadura de casi 20 cm.