Ruiseñor común, escurridizo virtuoso

Este pájaro pone con su canto la mejor de las bandas sonoras a los campos y zonas verdes del Guadarrama y sus municipios

El ruiseñor es un ave muy conocida por su canto, muy presente en la cultura popular serrana, pero muy pocas personas pueden presumir de haberlo visto. En contra de la creencia general que afirma que este pájaro sólo canta de noche, su melodía también puede ser oída de día, aunque es en la quietud de la tarde donde repasa su `repertorio musical´.

De color rojizo dominando, espalda, cuello y cola, el resto del cuerpo es de color pardo-grisáceo, destacando el pico de color pardo muy oscuro. Machos y hembras son indistinguibles por la forma o color del plumaje. Los ejemplares jóvenes son de color muy parecido al de los adultos, aunque de tonos más rojizos. En cuento al tamaño, los ruiseñores son muy semejantes a los petirrojos, aunque algo más grandes, siendo la silueta de ambas especies muy parecida.

Machos y hembras son indistinguibles por la forma o color del plumaje

Su canto empieza a oírse a finales de abril, con una melodía variada y potente para atraer a la hembra. Los jóvenes tienen que aprender el canto, para ello se fijarán en cómo lo hacen los adultos. La hembra de ruiseñor construye el nido entre los matorrales, a la sombra, entre montones de hojarasca. La puesta tiene lugar en mayo, consta de 5 a 6 huevos, los polluelos abandonarán el nido a los 11 o 12 días, saltando del nido hacia la mitad de junio.

Habita en todo tipo de bosques con abundante cubierta arbustiva, en parques y jardines, plantaciones de frutales, etc. Aun siendo tan difícil de divisar, su presencia junto al ser humano es muy frecuente. Esto se debe a que las actividades humanas son una fuente inagotable de su principal alimento, los insectos, aunque en otoño puede alimentarse también de bayas.

Las actividades humanas son una fuente inagotable de su principal alimento

El ruiseñor es una especie migratoria, que inverna en África, desde el mar Rojo hasta la costa tropical atlántica del continente negro. El viaje lo realiza en grupos de hasta 80 ejemplares, siendo más frecuentes los grupos más reducidos.

Se ha comprobado en ejemplares capturados cómo pasaron de pesar 22,7 a 34,8 gramos en los primeros 11 días de septiembre. Un aumento de peso sorprendente en un espacio de tiempo muy reducido. Esto se debe a que en su migración realizan travesías muy largas sin escalas, llegan a `saltarse´ sin descansar todo el norte de África.

En las colonias donde hay un ejemplar con dotes extraordinarias para el canto, el resto de individuos mejoran su música. En cambio en las zonas donde grandes `cantantes´ todos los demás seguirán una línea musical muy monótona y poco virtuosa.